domingo, 28 de junio de 2009

Penguin Books



Las portadas de los libros siempre me han fascinado, y es que no hay mejor carta de presentación que un buen diseño, cuidado y original.

La editorial Penguin es una de mis favoritas. Conviene recordar e incluso envolver con un halo de romanticismo, su más que loable papel a la hora de permitir el acceso a la literatura a un público mucho más amplio que el que nunca había tenido antes el Reino Unido, formado sobre todo por la clase obrera. En sus primeros años decían que querían publicar libros que costasen lo mismo que un paquete de cigarrillos, política que todavía mantienen en la actualidad en su colección de clásicos de la literatura.
Hoy en día ya son muchas las generaciones que han -hemos- tenido acceso a un montón de libros imprescindibles por unas pocas monedas, y a Penguin la respeto por su credibilidad obrera y por sus títulos publicados, pero también por puro fetichismo.


Su etapa triunfal fue en los sesenta, con unos diseñadores de creatividad desatada que asignaron colores a cada género literario –el verde para las novelas de crimen y misterio- y llenaron las portadas de líneas, formas geométricas y alguna que otra figura humana, grabando a fuego en la memoria del lector habitual una imaginería desbordante, con una estética inmediatamente reconocible y convertida ya en una parte importante de la identidad británica.

Son libros que sólo por sus portadas merecen ser coleccionados.









Hace poco se ha inaugurado una web dedicada a las portadas de los libros de la colección. La web abarca libros editados entre 1935 y 1977. Las portadas de esta colección han sido siempre muy bien consideradas, hasta el punto de que en enero de este año, se lanzó por la británica Royal Mail un sello conmemorativo.

No hay comentarios: